siempre lo supe y lo supiste,
pero es el día de hoy en el que las palabras llegaron a mi cabeza:
es paradójico que tengas tanto la capacidad para hacerme la persona más feliz de la tierra
como la de destruirme y no dejar de mí más que una sombra melancólica y solitaria.
quizás sea la influencia de una griega lésbica,
la de afrodita que me ofrece su rosa
o la de eros que atormenta a la lunática psique,
pero la simpleza de verbo se conjugó con la noxa invernal pertinente
para que hoy y sólo hoy escribiera estas líneas tan parecidas a vos.
a vos y a nosotros, a vos y yo; a mí enamorado y al resto indiferente.
una esclavitud simbiótica de locura, amor y muerte;
de buenos recuerdos y giros inesperados en la vida presente y futura.
una ocupación más que vocacional,
más que deseada, más que obligada,
más que complicada, más que importante,
más que esperada, rotundamente única.
¿sigue girando el mundo?
y lo hice de manera extravagantemente voluntaria.
en una habitación repleta de personas, sólo veo dos ojos
y busco el calor de un único cuerpo que me proteja,
pero que lo haga en la veracidad de su voluntad.
¿qué vas a hacer conmigo?
completamente descontrolado, vos te das cuenta y no me decís nada,
así como hubiera dicho una mujer colombiana
con ganas de exorcizarse de su voz,
escaparse de su nombre y arrancarse el corazón.
la lágrima que lucha todos los días por salir, desde hace ya varios días,
erosiona duramente mi mirada y se convierte en una estaca de hielo que me penetra en la pupila.
tal vez, y así me gusta pensarlo antes de dormir,
no sea un esclavo, un ganímedes raptado,
sino una víctima de una flecha punzante y ponzoñosa que llenó de sangre mis ojos y no me deja ver
que del otro lado hay más de lo que uno puede llegar a esperar.
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