25.1.08

Adoración a Eolo

Fanática sensación la de sentir el viento en el rostro, porque es un elemento tan virtuoso y etéreo, tan impredecible y volátil, casi como las ígneas llamas pero sin la mortal capacidad de destrucción.
El aire carga el cuerpo y lo revitaliza, lo hace suyo. La elevación de la conciencia por medio del viento. Es como si la ventisca estuviera viva, rellena de ánima, de un espíritu particular, y cuando sopla sobre uno, se mezcla con el alma misma. Ya no es uno el que camina con el viento, sino dos, o quizás más, pues las dulces sílfides entran en la esencia y la multiplican.
Oh Céfiros, oh Bóreas, oh bendito Eolo, sagradas multitudes que impulsan el navío de mi mente a través de las atestadas rutas que impone mi destino.
Soplen, soplen con fuerza y musical benevolencia, pues así no estaré solo; con ustedes no estaré solo.

9.1.08

Profecía de la Divina Providencia

This could get messy
and I don't seem to mind

Ah, cuán complicado es esto. Yo, caminando directamente hacia la pared que sé que va a ser aquella en la que me han de fusilar con las palabras más dolorosas que una persona puede llegar a escuchar. Incluso he llegado a vislumbrar el futuro, en una especie de ataque adivinatorio, en un arranque de oráculo, y he conocido tus exactos verbos y sustantivos. Tu lengua va a ser filosa, lo sé, lo sé... Me va a cortar al medio y me va a esparcir por tantos lugares, como hicieron con Osiris alguna vez en la historia, y sé que la hemorragia va a ser larga y duradera, casi disecante, y que quizás quede seco de la angustia. Sí, lo llegué a ver, pude ver el abandono futuro, la gran avalancha que se avecina nosécuándo, destruyendo todo a su paso. Y no sólo tus letras escupidas van a marcarme al rojo vivo, sino también tus acciones. Voy a sucumbir ante el peso de todo el daño que me vas a hacer. Hasta vos lo sabés, hasta vos me lo querés hacer saber, hasta vos me lo advertís reiteradamente. Tenés una etiqueta de peligro, de toxicidad, de alto voltaje y a mí casi me chupa un huevo. Es como esperar la inminente caída del rayo sobre un ciprés en medio de la tempestad más violenta, contando los segundos que separan el luminoso resplandor de la estrepitosa llegada del trueno que indica que mi corazón se ha partido por tercera vez. Y tercera es la vencida. Y tres es un número que tanto significa... Padre, Hijo y Espíritu Santo... Sota, Caballo y Rey... Alma, cuerpo y espíritu... Creador, Preservador y Destructor... Es la destrucción, la consumición de todo lo que yo podía llegar a pensar, porque así lo indica el ciclo. Lo vi, lo vi en las borrosas imágenes que me brinda la Providencia, lo vi en el fondo de tus pupilas que tanto encandilan, porque esconden el fuego que ha de quemarme, que ha de deshacer furiosamente cada fibra del alma mía. Y al hacerlo, al dejarme desarmar, sé que vamos a liberar lo contenido, lo que Pandora había de cuidar en su caja y que tan estúpidamente dejó escapar. Cubrirá absolutamente todo la oscuridad, y no importará ni el calor ni la inflación ni el precio de la Coca-Cola, porque lo único que va a ser menester es escapar de la ira que consume, que destruye, porque mi caída va a ser un dominó en espiral y va a contagiar en rugiente absolutismo. Y no habrá revolución que nos salve, y no habrá agujero negro que me trague. Lo sé; lo vi; sucederá.

Y si puedo evitarlo, si puedo escapar de destino tan profético y apocalíptico, tan eternamente doloroso; si puedo defender la existencia de ánima tan inocente, ¿por qué me seduce la idea de continuar avanzando hacia semejante patíbulo? Porque tus palabras, tus acciones van a desencadenar todo, y no tu maldad; porque es una ilusión, una invención de tu cabeza, que te hace sentir verdaderamente algo, pero la maldad no existe. No, no será ella la responsable, sino tu inocente creencia en su existencia. Y yo me dejaré arder en las llamas de la perdición sólo para demostrarte la verdadera crueldad de la humanidad, la única respuesta a todas las calamidades de la Tierra: El ser humano no es malo, pero puede ser tan cruel como su imaginación se lo permita.

Mientras el corazón me oprima el pecho con su imponente latido, la caja permanecerá cerrada, pero, ¿quién garantiza la salvación el día en el que sus fibras se hagan polvo?

3.1.08

vulnerabilidad

So tell me where it hurts
to hell with everybody else.


me han abierto,
las vestiduras rasgadas y la piel deshecha,
las carnes cortadas y la sangre derramada,
enseñando mis entrañas al solsticio estival.

mis costillas, una mera corona
que rodea humildemente mi corazón.
sus latidos se vislumbran a la distancia,
atrayendo la vista de los que pasan.

las lágrimas empapan la carne al vivo
llenándola de sal dolorosa,
de sal amarga,
de sal virtuosa que seca las heridas.

en mi cuerpo se dibuja una diana
rodeada de espinas y flores rojas,
pues una pasión abrió mi interior
y dejó a la intemperie el sonido de mi alma.

un ratón blanco y ciego,
con las patas rengas y el olfato menguado,
con el oído atrofiado y la cola atrapada:
el reflejo de una persona subyugada a sentir.

mil veces cien veces el viento soplará
dejando sobre mi vulnerable cuerpo
un grano de vidrio traslúcido,
anegando la frágil tentación de amar.