promulgación de la antipatía
tantas grietas
y al final se resquebrajó.
no me van a volver a ver,
no me van a reconocer.
se van a asquear,
van a querer negar la realidad.
porque voy a recubrirme de ustedes,
voy a construir un muro de espejos
que refleje lo que ustedes pretenden,
lo que ustedes imitan como realidad.
impenetrable, superfluo,
nunca más antipático.
y al que realmente le importe,
el que se atreva a cruzar su reflejo,
como alicia a través del espejo,
le será mostrado un paisaje mesiánico.
voy a hacer que me odien,
que duden de mi intención verdadera.
voy a ser eco de sus voces,
pero un narciso por dentro,
porque mi amor es incierto
aunque haya vivido clamando por tierra.
me apagaré intermitentemente
y suspiraré en la oscuridad
mas que solo me sienta:
no hay mayor paz aparente
que la real que uno presiente
en la inmensa soledad.
y como dije antes:
aquel que ose cruzar,
mil infiernos y malicias.
el que quiere celeste,
que le cueste,
pero el precio ha de pagar.
es una oda al egoísmo,
al cansancio y la frustración.
no hay más justa antipatía
de aquel teniendo corazón
es negada recepción
y truncada la alegría.
el muro aquí comienza,
la imagen se empieza a reflejar.
cubierto de plata y estaño
podré estar más de un año,
a menos que me fundan
y me vuelvan a forjar.
la luz nunca se apaga,
sólo crea obstáculos que prueben
que vale lo que duelen
los sufrimientos que la vida regala.
la luz seguirá brillando
y continuará esperando
alguno que la contemple
y sostenga su mirada
fija y admirando.