8.6.11

Y se hizo la luz

Un día resolví reorganizar mi vida radicalmente. Dormir temprano, comer más sano, ser más responsable, ver menos tele, usar el tiempo para cosas importantes, ahorrar la plata, llamar a los amigos que tengo abandonados, ser condescendiente con la familia, hacer ejercicio, respetar a mis mayores, cepillarme los dientes todos los días, preocuparse por la política.
A uno le encantaría, no hay lugar a duda, se sentiría más bueno, si se quiere. El problema es que 'resolver' no implica necesariamente 'llevar adelante', y que 'resolver' lleva adelante a la meditación que lo encierra a uno en la paradoja laberíntica cuántica en la que se da cuenta de que todas esas cosas que a uno lo harían sentir buena persona son tediosas, malolientes y para nada copadas.

6 comments:

Agustín said...

Como diría Ale Sanz, nmo es lo mismo una vida ordenada que una vida organizada. No es lo mismo el altruismo que la buena voluntad. No es lo mismo Sartre que Hegel. No es lo mismo el pollo en tarta que a la miel y con copos. (sobre todo eso)

Lucas Fulgi said...

Coincido, el pollo con miel y cereales es lo más. Y coincido también con vos, aunque no como algo absoluto. A veces sí, son malolientes esas cosas. Pero ponele que si no te lavás los dientes lo maloliente va a ser otra cosa. Jaja...

Ah, venías hablando en primera persona y pusiste "preocuparse". La verdad que fijarse en esas cosas ni da, lo sé, pero bueno...

Agustín said...

Es una estrategia discursiva Fulgi, lo dice Lavandera.

Lucas Fulgi said...

¿La bandera? ¿Que bandera?

vivero said...

ESTA!
(??)

me percaté de eso, pero está hecho adrede así.

Rocío said...

Si algo no te hace feliz, no puede hacerte sentir buena persona. Las cosas buenas son las que contribuyen a la dicha humana.