19.4.07

Globos y fuegos de artificio

Será por el atún, será por la mayonesa, será por la ensalada Waldorf o será por la horrorosa sensación de cómo un ciclo se cierra y el gustito nuevo del que viene, ese sabor al que no estamos acostumbrados y al que vamos a tener que acostumbrarnos en trescientos sesenta y cinco días exactamente, para luego despedirse de él y entrar nuevamente en la misma y tediosa paradoja. Será por el bochinche y por la alharaca que se hace, por los descuentos y ofertas navideñas; será por las lucecitas de colores y los árboles adornados, por el muérdago y las manzanas y los ángeles y las estrellitas y las borlas y la nieve de poliuretano. Por estas cosas me pregunto, ¿no será demasiado aglutinante el contenido de fin de año?

El olor a pólvora que flota sobre nosotros y las masas regocijándose en las luces y colores y chispas y estallidos. Los fuegos de artificio nos alegran, realizando un espectáculo de placeres para la visión. Estroncio para el rojo, cobre para el azul, sodio para el amarillo y hierro para el dorado. Químicos que se reúnen para crear, agregando aluminio, este espectáculo piromusical, que se comprometen a originar la felicidad en nuestros corazones cada 31 de diciembre. Son los chillidos y los silbidos de los cohetes los que despiertan nuestro asombro, llevando nuestras miradas hacia el firmamento y haciéndonos abrir la boca con el famoso estruendo final, cuando las flores luminosas se expanden para luego perderse en la negrura del espacio aéreo.

A las 0.00 del 1° de enero se brinda. Se chocan las copas con sidra (o champaña, dependiendo del nivel económico de la casa huésped) y se dice chin-chin. Algunos se besan y se abrazan, otros se disponen a comer doce pasas de uvas, pidiendo los mejores deseos para el año que empieza. ¡Salud!

Y así salen a la calle a prender sus globos. Incineran la mecha del artefacto de papel, de aquel que hayan comprado anteriormente en una mediocre estación de tren, en oferta, o en el mercado del barrio cerrado. Escriben en una carta las cosas que desean, sus objetivos en la vida, los regalos para Reyes, los amores que anhelan, las personas que extrañan, y la adhieren al transporte. Esperan a que se caliente el aire y a que se infle la bolsa y lo liberan cual animal salvaje. Se eleva, se eleva y se aleja de la tierra. Algunos no encuentran el rumbo y se pierden, otros se enredan en los cables de electricidad, generando desperfectos e incendios. Pero al fin y al cabo, muchos de ellos llegan a esa carretera aérea que los guía a través del cielo para llegar… ¿a dónde? ¿A quién es que envían todos sus deseos más profundos?


La mañana del 1° de enero amanece. El sol baña los tapiales de su jardín y sus plantas, autóctonas del sur, reciben con cariño los rayos del astro rey. ¿Por qué no sale de su hogar? Algo lo retrasa, quizás el hecho de tener tantos años lo ha desgastado un poco y le cuesta despertarse temprano. La barba se asoma a través de la puerta y tras ella aparece su cuerpo raquítico de anciano. Se despereza y estira los brazos al cielo.

Mira a su alrededor y comienza su labor.

Entra los primeros cuarenta y siete globos a la casa e inicia la tarea de doblarlos suavemente y extraer las cartas de cada uno de ellos. Con ellas arma una pila sobre la mesa y deposita los papeles de seda desinflados en una bolsa de consorcio. Sale nuevamente y repite el mismo trabajo.

Al final de la mañana, para la hora del almuerzo, tiene todos los deseos en veinticinco pilas organizadas. Toma un delicioso banquete con su señora y luego se sienta en el sillón para disfrutar de la lectura. Carta tras carta, subraya los puntos más importantes y realiza una lista de los más merecedores. Esa noche va a dormirse temprano, pues sabe que a la mañana siguiente debe trabajar en el faro de Punta Arenas, y aprovecha la tarde para rezar por la gente en la lista. Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria para cada uno y él sonríe porque sabe que durante este año, por ese momento en el que estuvo arrodillado al pie de la cama, muchos van a recibir un golpe de suerte. Él sabe que algunos de los deseos se perdieron por el camino, que muy pocos llegaron a destino, por eso también reza por ellos.

2 comments:

Anonymous said...

fede es el segundo texto que siento que ya lo leí antes Ô_ö

Anonymous said...

señor, me encantó este texto en especial. x)
realmente, alguien tenía que investigar en la paradoja de dónde van esos globos,
me alegro que lo hayas hecho. x)
un abrazo, feh.
cuidate.!